El Trastorno Bipolar



El Trastorno  Bipolar (antes llamado Trastorno Depresivo Maníaco) es un problema de carácter crónico y recurrente que sufre alrededor de un 1% de la población, frecuencia que viene a ser similar a la de la Ezquizofrenia. La edad de aparición suele ser alrededor de los 20 años, aunque la media está situada en los 28 años de edad. Suele afectar por igual tanto a hombres como a mujeres, aunque nosotras salimos ligeramente más afectadas.

¿Qué significa cuando digo que es crónico y recurrente? Esto quiere decir que la persona que padece el problema lo hará durante toda su vida, en la que se alternarán episodios de la enfermedad con fases donde la persona se encontrará bien y hará vida con total normalidad. Coloquialmente hablando: el problema cuando llega es para quedarse y lo hace yendo y viniendo según le apetece.


Aunque sí que es verdad que no podemos saber con certeza cuando la persona va a padecer un episodio ni cuánto va a durar el mismo, sí que es verdad que factores como la medicación pueden ayudar a controlar los episodios, disminuyendo tanto su frecuencia como su duración. Aunque no nos vamos a adelantar, vamos a empezar por el principio que es definiendo lo que es el Trastorno Bipolar.

La Bipolaridad se caracteriza por la alternancia de fases depresivas y fases maníacas o hipomaníacas.

¿Qué es una fase depresiva? 

Normalmente son más largas que las  maníacas e hipomaníacas y se caracterizan por los mismos síntomas que la Depresión Mayor, esto se traduce en: tristeza, apatía, anhedonia, pérdida del apetito, debilidad, problemas de insomnio, irritabilidad, falta de concentración, memoria selectiva para recuerdos negativos… En definitiva, todas las manifestaciones de una persona aquejada de un problema depresivo.

En este caso la medicación no suele ser un problema porque la persona se siente realmente mal, muy afligida, por lo que es muy consciente de que necesita ayuda si quiere salir del estado en el que está.

¿Qué es la fase maníaca?

Este tipo de episodios se caracterizan porque la persona exhibe un estado de ánimo exageradamente positivo, alegre. Se tiene un estado de hiperactividad continuo dónde la persona no se puede estar quieta,  come en grandes cantidades (aunque no gana peso debido al elevado nivel de actividad que mantiene),  muestra un gran apetito sexual, duerme muy poco sin que ello resulte en cansancio o fatiga, habla sin parar de diversos temas sin necesidad de que su conversación muestre coherencia. Puede llegar a irritarse  mucho si se le lleva la contraria. También puede realizar ciertas extravagancias como gastar grandes cantidades de dinero en compras diversas pudiendo llegar a endeudarse de forma importante. Los sentidos, al contrario que en la fase depresiva, se ven agudizados.

Otra característica importante es que  durante esta fase pueden haber delirios de grandeza, que a diferencia de la esquizofrenia van acordes al estado de ánimo y desaparecen una vez lo hace la fase maníaca. También puede haber otro tipo de delirios como la creencia de que se tiene una misión especial, que se es rico o similares.

Aquí, a diferencia del episodio depresivo, la persona suele rechazar la medicación ya que “se encuentra mejor que nunca” y cree no necesitar ayuda para calmar su estado.  El hecho de que la persona no se tome la medicación durante el episodio resulta en un alargamiento del mismo,  aumentando así las posibilidades de hospitalización.

¿Qué es la fase hipomaníaca?

Este tipo de episodios son similares a los maníacos pero  son mucho más leves. Podríamos decir que los síntomas son los mismos pero el grado en el que se presentan  es menor, por lo que este tipo de episodios no suelen necesitar hospitalización, además de que suelen ser mucho más breves (cuestión de días)

Si cogemos estos tres tipos de  episodios y los vamos mezclando entre sí, tenemos como resultado los principales tipos de Bipolaridad existentes. De ellos hablaremos en un próximo post. 

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